Lo que para el común de los mortales sería primera hora de la mañana, en Mercamálaga es tardísimo, casi el momento del almuerzo. La hora punta se da a eso de las cuatro, cuando sólo había –antes de la pandemia, claro– actividad en discotecas y casinos. Así lleva siendo cuarenta años en Mercamálaga, desde que el mercado mayorista abriera sus puertas allá por 1981. En la entrada para vehículos siguen pasando camiones, turismos, furgonetas o suvs de marcas alemanas. Algunos de ellos entran comiéndose un bocadillo, es su hora del almuerzo.
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